Por extraño que parezca a los que no conocen el ajedrez, este juego inventado hace tantos siglos con sujeción a unas reglas arbitrarias y para que sirviera de practica para el estudio de maniobras militares, ejerce una influencia tal sobre el corazón de quien a él se dedica, que sólo puede compararse al éxtasis que sobre el alma inspiran las divinas artes de la música, la pintura o la escultura; le conmueve tanto como el teatro, como el drama más potente.
Emmanuel Lasker
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